Juicio, destitucion, encarcelamiento y extradicion de CAP

Su destitución y encarcelamiento
Pérez fue el primer presidente en llegar dos veces al mandato por voto popular, ademas, tuvo que enfrentar una revuelta civil, 27 y 28 de febrero de 1989, más conocida como "El Caracazo"; dos intentonas golpistas por parte de militares, 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992; y por último, el primer juicio realizado en Venezuela a un Presidente de la República por malversación de fondos.

El 8 de noviembre de 1992, el periodista José Vicente Rangel denunció la malversación de 250 millones de bolívares pertenecientes a la partida secreta del Ministerio de Relaciones Interiores. El Fiscal General de la República, para ese entonces Ramón Escovar Salom, inició el antejuicio de mérito y el 20 de mayo de 1992, la Corte Suprema de Justicia lo declaró con lugar.

El Senado autorizó el antejuicio el 21 de mayo de 1992, y Carlos Andrés Pérez tuvo que separarse de la Presidencia de la República. Octavio Lepage, Presidente del Congreso, fue designado Presidente encargado de la República.

Recluido en el retén judicial de El Junquito y en su residencia, fue condenado el 30 de mayo de 1996 a veintiocho meses de prisión domiciliaria por "malversación agravada de fondos públicos" y en julio de 1994 paso a situacion de arresto domiciliario al acogersa a un beneficio penitenciario. Expulsado en marzo de 1997 de Acción Democrática lo que puso fin a 57 años de militancia, fundó el movimiento político Apertura.
Ultimos coletazos en política
Pérez salió en libertad el 18 de septiembre de 1996 y volvió a la escena política en marzo de 1997, cuando presentó su nuevo partido, el Movimiento de Apertura y Participación Nacional, pero en abril de 1998 un tribunal ordenó su arresto domiciliario por nuevos cargos de enriquecimiento ilícito presuntamente cometido en su segundo mandato.
En noviembre de 1998 fue electo senador por su estado natal Táchira, pese a que estaba nuevamente en prisión domiciliaria por un nuevo caso de presunta corrupción en cuentas mancomunadas con su esposa, Cecilia Matos, pero en 1999 el congreso fue sustituido por la Asamblea Constituyente, y el ex gobernante se lanzó como constituyente pero no fue electo, y poco después abandonó el país para evitar un nuevo juicio en su contra.
Así, comenzó a residir en Estados Unidos, desde donde periódicamente publicaba notas con sus críticas al rumbo del gobierno de Chávez y, también, desde donde manifestó su deseo de volver a Venezuela a pasar sus últimos días al ver cómo su salud se debilitaba tras dos accidentes cerebro vasculares en 2003 y 2004.
Orden de prisión y solicitud de extradición
Desde 2005, además, pesaba sobre él una orden judicial de privación de libertad por delito de “homicidio intencional calificado” vinculado a las muertes del Caracazo, que contemplaba una pena de entre 15 a 20 años de prisión.
En marzo de este año, el Tribunal Supremo de Justicia aprobó una solicitud de extradición en su contra, lo que Carlos Andrés Pérez calificó como un intento de actuar al servicio de Hugo Chávez.
Casi 15 años después de alejarse de la presidencia de Venezuela en medio de un escándalo de corrupción, Carlos Andrés Pérez, figura dominante de la política latinoamericana de los años 70, lleva una vida tranquila en el sur de la Florida y sueña con regresar a su país… el día que no esté Hugo Chávez en el poder.
“En varias ocasiones con sus amigos, (Pérez) expreso su anhelo de vivir los últimos años de su vida en Venezuela, pero eso sí, siempre y cuando impere un régimen democrático y de plena libertad, no un gobierno opresivo como el del coronel Chávez”, afirmó la esposa del ex mandatario, Cecilia Matos.
“Siempre me dijo: ‘si me llego a morir fuera de mi país, que mis restos los repatríen, siempre y cuando haya libertad en Venezuela‘ ”, agregó la mujer en una entrevista con la AP.
La mayor parte de lo que fue su estilode durante sus ultimos años transcurre en un elegante y silencioso apartamento de 200 metros cuadrados con una imponente vista al océano Atlántico, en una torre de vidrios azulados de 21 pisos ubicada en un exclusivo distrito al noreste de Miami, el apartamento de pisos de mármol cubiertos por alfombras de tipo persa, al que se accede por un vestíbulo privado, tiene tres cuartos y una sala decorada con decenas de cuadros y esculturas originales de pintores latinoamericanos, europeos y asiáticos. Hay además una vitrina con varias bandas presidenciales de Pérez, y regalos que recibió durante sus dos mandatos.
“No podríamos regresar con este gobierno. El déspota que está ocupando la presidencia [de Venezuela] ha orquestado una campaña de persecución, de hostigamiento contra Carlos Andrés y contra nosotros, así que, pese a todos los contratiempos, Carlos Andrés prefirio permanecer en Miami”, aseguró Matos.
En Miami, Pérez se levantaba entre las ocho y las nueve de la mañana, desayunaba con arepas rellenas de ricota y lee el diario local en español. Por lo general almorzaba en su apartamento, dormia la siesta, recibia visitas, cena, escuchaba a su esposa leyéndole libros de historia latinoamericana contemporánea, y se dormia cerca de la medianoche, después de haber visto varios programas políticos de televisión, según explicó Matos.
A diferencia de sus días agitados como presidente, Pérez, de 85 años, sólo tenia ahora unas pocas obligaciones y una de ellas es inevitable: al menos dos horas diarias de ejercicios de fisioterapia para recuperar la movilidad de su mano derecha, afectada por un ataque cerebro cardiovascular sufrido en el 2003 que le paralizó la mano, el brazo y la pierna derechas. Su fisioterapeuta lo buscaba en el apartamento y juntos bajaban al gimnasio del edificio para realizar los ejercicios, con varias pausas, dijo Matos.
A veces iban a la piscina climatizada, o llegaban caminando a la playa, a la que sólo pueden acceder las personas que viven en el área, donde hay un exclusivo centro comercial.  Pérez no recuerda algunas cosas.
“Hay partes de la memoria nueva que no recuerda todavía”, manifestó Matos, y explicó que al ver una foto sabía que una de las personas que aparecía era de Yugoslavia, pero no se acordó que era el artista plástico Momo hasta que días atrás recibió un llamado de un amigo de ese país europeo. “Hay algunas cosas que ha ido recordando con el tiempo, pero al comienzo estaba completamente en blanco su memoria con algunos nombres, algunas fechas”, dijo Matos, que estaba sola en su apartamento durante la entrevista.
Su esposo caminaba distancias cortas con la ayuda de un bastón y, si bien habia recuperado parte de su movilidad, “aún no agarraba con la mano derecha’‘, dijo Matos.
“Antes caminaba cuadras y cuadras… ahora en un pasillo largo se cansaba, da pasos e iba descansando”, manifestó la mujer, que siempre llevaba por detrás una silla de ruedas “como último recurso para ayudarlo”.
También se cansaba leyendo, por eso Matos es la que solia leerle por las noches libros como La Odisea de Panamá, de William Jorden, que “le encantaba porque él está mencionado en el libro muchas veces”.
Entre las numerosas visitas que Pérez habia recibido recientemente, está la del ex vicealmirante Mario Iván Carratú Molina, que se desempeñó como jefe de la Casa Militar en su segundo gobierno.
Carratú Molina expresó que tras verlo en su apartamento el pasado 12 de junio, le pareció que ‘‘está mucho mejor de la información que se maneja aquí en Venezuela”.
“La expectativa mía de acuerdo a los comentarios era que estaba muy mal, disminuido físicamente y sin coherencia mental. Pero cuando fui a su casa me di cuenta que no era así exactamente”, manifestó el militar, que acompañó y resguardó a Pérez durante los dos fallidos golpes de estado de 1992. “Lo vi alerta, siguiendo la conversación, escuchando con interés lo que yo decía”.
En una charla telefónica con la AP desde Caracas, Carratú Molina aclaró, sin embargo, que ‘‘tampoco es que esté normal” por las secuelas del accidente cerebro cardiovascular, aunque está ‘‘más fuerte, alerta, más presente” que hace cuatro años, la última vez que lo había visitado en Miami. Dijo, no obstante, que le encontró “alguna limitación para hablar”.
Muerte de Carlos Andres Perez
Carlos Andrés Pérez falleció a causa de un infarto, el 25 de diciembre de 2010, a la edad de 88 años, en el Mercy Hospital de la ciudad de Miami, en donde permanecia en calidad de exiliado desde el año 2000.
La familia del ex mandatario (Pérez Matos), anunció que las honras fúnebres, se llevaran a cabo el 29 de diciembre en el cementerio Our Lady of Mercy, al sur de la ciudad de Miami. Debido a una demanda judicial, introducida por la familia Pérez Rodríguez (Blanca Rodríguez, la ex-esposa del ex-mandatario), se suspendió la inhumación del ex mandatario, por orden del Juez de Miami-Dade, Gerald Hubbart. Luego se dió a conocer, que seria repatriado a Venezuela, para ser sepultado en su tierra natal, en Rubio, Estado Táchira, y no en la ciudad de Miami, como originalmente se tenia pensado.




6. Un ex presidente perseguido por la justicia
Así, el 14 de abril de 1998 el Tribunal Superior de Salvaguardia del Patrimonio Público (TSS) ordenó su arresto domiciliario y puesta bajo custodia policial por unos nuevos cargos de enriquecimiento ilícito, presuntamente cometido en su segundo mandato. Esta vez, a Pérez y de paso a su compañera sentimental desde hacía más de tres décadas, Cecilia Beatriz Matos Molero –antigua secretaria presidencial, con la que había tenido dos hijas fuera del matrimonio-, se les acusaba de ocultar entre 50.000 y 900.000 dólares de dinero público en sendas cuentas abiertas en sucursales del Citibank y el Republican National Bank de Nueva York.

Ahora bien, la prolongación de la fase sumarial no fue impedimento para que Pérez inscribiera a su partido para concurrir en las legislativas del 8 de noviembre de 1998. Apertura cosechó en la Cámara el 1,7% de los votos y dos diputados, y en el Senado el 2,4% y el escaño para Pérez. En cuanto a AD, descendió otro escalón en el imparable ocaso electoral iniciado en los comicios estatales y municipales de 1992. En las generales de 1993, su candidato a la Presidencia, el ex alcalde caraqueño Claudio Fermín Maldonado, sólo obtuvo el 23,5% de los votos y fue batido por Caldera, mientras que sus listas a la Cámara de Diputados obtuvieron 55 escaños, reteniendo por una banca la condición de primera fuerza. Ahora, en noviembre de 1998, AD aguantó el tipo frente al ascenso meteórico del Movimiento V República (MVR) de Chávez, al que sacó un puñado de diputados y senadores de ventaja. Fue un canto de cisne antes del colapso total de un partido histórico que, como su rival inveterado, el COPEI, iba a ser barrido de las instituciones políticas del Estado por el huracán chavista.

Asumiendo su nueva condición jurídica, el 7 de enero de 1999 el TSS suspendió los autos contra el ex presidente, que recuperó la libertad de movimientos. De todas maneras, poco le duró a Pérez el privilegio de aforado, ya que en agosto de 1999 el Congreso quedó en suspenso con motivo del proceso constituyente impulsado por el nuevo presidente de la República que no era sino -ironías del destino- el mismo Hugo Chávez, quien después de ser indultado por Caldera se había lanzado al ruedo político y había triunfado arrolladoramente en las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998. Antes de aquello, Pérez de hecho renunció a su acta de senador para postularse a un puesto en la Asamblea Nacional Constituyente convocada por Chávez, pero la elección del 25 de julio de 1999 no le fue propicia.

Activo en los intentos de organizar núcleos de oposición contra un Chávez plenipotenciario, Pérez quedó de nuevo expuesto a los avatares judiciales. El 6 de enero de 2000 la Sala Penal de la CSJ –en vísperas de ser sustituida esta instancia por el nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) nombrado por Chávez- confirmó dos decisiones tomadas por el ya extinto TSS, con fechas del 17 de julio y el 5 de septiembre de 1996, de manera que exoneró a Pérez de cualquier responsabilidad penal en sendas investigaciones iniciadas el 11 de julio de 1995 y el 20 de junio de 1996 sobre diversos delitos de corrupción y tráfico de influencias presuntamente cometidos antes y después de cesar en la Presidencia en 1993.

Una de cal y otra arena, ya que el 20 de diciembre de 2001, tres días después de reabrir el caso dos fiscales del Ministerio Público, un juzgado de primera instancia del Área Metropolitana de Caracas ordenó que Pérez y Cecilia Matos -convertida ya en su esposa, en las segundas nupcias del ex presidente, una vez obtenida la nulidad civil del matrimonio con Blanca Rodríguez- fueran arrestados con carácter preventivo en sus domicilios en relación con las cuentas mancomunadas en Estados Unidos. Pérez, que entonces se encontraba en la República Dominicana, calificó el reinicio de las diligencias judiciales de "farsa", "chantaje" y "amenaza" orquestados por Chávez, quien le estaba acusando de conspirar contra su Gobierno, aunque aseguró estar dispuesto a comparecer ante la justicia de su país en la convicción de que no podría probársele ningún delito.

El 24 de enero de 2002 la Sala de Casación Penal del TSJ falló a favor de la extradición del matrimonio Pérez y el 3 de abril la Cancillería del Gobierno cursó la petición oficial a la República Dominicana al tiempo que anunciaba su intención de elevar igual demanda a las autoridades de Estados Unidos, toda vez que el ex presidente venía repartiendo su residencia entre Santo Domingo, Miami y Nueva York. Días después se produjo el intento cívico-militar de derrocar a Chávez, y, una vez restituido, el Gobierno constitucional acusó al ex presidente de haber sido el "autor intelectual" del fracasado golpe. En los meses siguientes, las autoridades de Caracas presionaron intensamente a las de Santo Domingo, llegando a verse afectadas las relaciones energéticas bilaterales, para que les entregaran al imputado.

El 24 de octubre de 2003, semanas después de llamar a Chávez "loco infame" por su pretensión de "chantajear" al Gobierno dominicano con el corte de las exportaciones petroleras a menos que respondiera satisfactoriamente a su denuncia de la existencia en el país insular de una célula conspirativa antichavista apadrinada por el ex presidente, Pérez fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos del Presbiterian Hospital de Nueva York, ciudad donde estaba viviendo desde hacía cuatro meses, aquejado de un fallo cerebro-cardiovascular.

El antiguo líder adeco superó este accidente con riesgo para su vida y fue dado de alta, pero, con 81 años recién cumplidos, su condición física salió irreparablemente malparada. No así su agudeza mental, según se desprende de las elaboradas críticas antichavistas difundidas en distintas ocasiones en los cinco años siguientes. En septiembre de 2004 envió una carta abierta a Jimmy Carter, de cuyo Centro con sede en Atlanta había sido miembro, donde le manifestaba su "más profunda desaprobación" por su confirmación de la validez del resultado del referéndum presidencial celebrado en Venezuela el 15 de agosto, en el que venció el no a la revocación del mandato de Chávez, el cual había "embaucado" al ex presidente estadounidense en su labor de supervisión del proceso.

Mucho más duras fueron las recriminaciones lanzadas directamente contra Chávez, algunas en respuesta automática a los ataques dirigidos contra su persona por el mandatario en su programa de televisión Aló presidente. Así, en julio de 2004 instó a la oposición a recurrir a "la violencia" para desembarazarse del líder bolivariano, quien no merecía otro destino que "morir como un perro, con perdón de esos nobles animales", afirmó. Tan crudas palabras fueron recibidas con desagrado por los partidos de la Coordinadora Democrática, al entender que su tono subversivo sólo les perjudicaba de cara al referéndum revocatorio.

El 24 de febrero de 2005 la fiscal del Área Metropolitana de Caracas Indira Mora Padilla solicitó ante el Tribunal 2º en funciones de Control de Caracas la emisión de una orden de captura contra el ex presidente por su responsabilidad en la instrucción y ejecución del denominado Plan Ávila, el dispositivo que facultó a la fuerza pública para reprimir con toda contundencia, aparentemente sin reparar en las vidas de los alborotadores, los disturbios y saqueos durante el Caracazo de 1989. Ya entonces se divulgaron unas imágenes en las que podía verse a Pérez postrado en una silla, avejentado y en un visible estado de deterioro físico. No por ello perdió su capacidad de comunicación, y 2007 fue un año en el que el octogenario estadista se mostró especialmente locuaz en sus arremetidas contra su archienemigo, Chávez.

En febrero tachó de "vergüenza" la conmemoración con un desfile militar del decimoquinto aniversario del intento de golpe de Estado de febrero de 1992; en mayo reclamó la presión internacional al Gobierno venezolano para obligarle a renovar la licencia de emisión en abierto a la cadena privada Radio Caracas Televisión (RCTV), crítica con el oficialismo; en agosto denunció el "desgobierno", la "corrupción", el "despilfarro" y el "estrepitoso fracaso" del régimen bolivariano en la lucha contra la pobreza, y advirtió: "no dejaré de dar mi modesto aporte para desalojar de mi país a un gobierno ilegítimo porque es producto del mas desvergonzado fraude electoral"; y en noviembre, notificó por carta al rey de España, Juan Carlos I, su solidaridad y pesar por el "indecoroso comportamiento" de Chávez durante la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile, en la que el monarca español mandó callar al venezolano.

En los primeros meses de 2008, Pérez siguió haciéndose notar con sus críticas a Chávez, últimamente centradas en el grave encontronazo diplomático con Colombia en relación con la guerrilla colombiana de las FARC. En febrero, se despachó a gusto en una entrevista concedida al diario chileno La Segunda, donde entre otras cosas calificó a su sucesor en la Presidencia de "peligroso hampón de baja ralea" al que había que "analizar con un libro de criminología en la mano" y que empleaba una "diplomacia del azote de barrio", más propia de un "vendedor de drogas (…) que reparte el botín entre algunos y que a los demás aterroriza".

El 31 de marzo de 2008 la dirigencia de AD (en un momento crítico para la formación socialdemócrata, ausente de la Asamblea Nacional, con un único gobernador estatal -Morel Rodríguez Ávila, en Nueva Esparta- y con muy pocos alcaldes), notificó que su antiguo jefe se encontraba en un estado de salud "extremadamente delicado" y que deseaba regresar a Venezuela a "vivir sus últimos días"; para tal fin, el anciano estadista había pedido a los adecos que le clarificaran su situación jurídica, realizando las diligencias que fueran necesarias ante la Fiscalía General y el Ministerio de Interior y Justicia.

La prensa venezolana apuntó que el prófugo de la justicia, al parecer, había perdido ya la capacidad de hablar y se encontraba recluido en su residencia de Miami. El 6 de abril el Gobierno filtró la noticia de que estaba considerando la posibilidad de permitir la repatriación. Días después, el secretario general de AD, Henry Ramos Allup, expresó su confianza en que Pérez pudiera retornar sin temor a pisar la cárcel pese a los dos procedimientos judiciales que tenía abiertos, los incoados por peculado y por homicidio calificado en grado de continuidad por los sucesos del Caracazo.

En 2008 Carlos Andrés Pérez continuaba siendo miembro del Consejo Internacional de Gobernadores del Centro Shimon Peres por la Paz.

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